Álvaro Agulla/Verbena Gallega (Síguenos en Facebook)
Fotos: Orquesta Xacobeo
El anuncio del cierre de la Orquesta Xacobeo (avanzada anoche en nuestra página de Facebook) es, obviamente, una noticia malísima para el sector en su conjunto y para toda la verbena. Una formación que venía trabajando muy bien, con un gran número de actuaciones y el aplauso diario del público y de las comisiones de fiestas.
Sin embargo, una crisis que ya se arrastra desde hace años en el mundo de las fiestas populares y la actual situación derivada del coronavirus, han llevado a su dirección a decidir el cierre. Un cierre muy doloroso para Carlos, tanto en el ámbito personal como en el profesional, ya que se va un proyecto en el que dejó todo su empeño y mucho más.
“Después de estos años de mucho trabajo y sacrificio nos vemos obligados a echar el cierre. Queremos agradecer a nuestra agencia Gaias por el maravilloso trato recibido, así como a las comisiones de fiestas y agentes por la confianza depositada en nuestro trabajo”, señala la dirección de Xacobeo en su despedida.
Asimismo, aprovecha este momento, aunque de enorme dolor por las circunstancias, para enviar un mensaje a los que quedan: “Mucha fuerza y ánimo a todas las orquestas y compañeros de verbena, montadores, etc. Gracias a todos y hasta siempre”.
Esta es la elegancia, la profesionalidad y el compañerismo que Xacobeo ha demostrado a lo largo de su trayectoria. Deseamos desde lo más profundo que esta medida pueda ser reversible en un futuro más o menos próximo. Entre tanto, deseamos a su dirección, al igual que a los artistas y resto de empleados actuales, la mayor de las suertes en su futuro inmediato.
Insostenible
Este adiós de la Orquesta Xacobeo no es más que la punta del iceberg de una situación insostenible y que puede acabar en una ruina colosal para un sector económico, laboral, cultural y social de enorme importancia para Galicia. Este cierre no es solo el cierre de una orquesta, lo es de una empresa, con sus trabajadores, sus inversiones, un enorme esfuerzo detrás y que, a su vez, fortalecía a otros sectores como las gasolineras, talleres, empresas de electricidad, comercio y hostelería.
Y la gran preocupación es que esto puede convertirse en un dominó en un abrir y cerrar de ojos. La ausencia de un plan de reactivación del sector y la falta de ayudas reales a las empresas, junto a las enormes dificultades que están teniendo los artistas y resto de trabajadores para acceder a los ERTES y otras ayudas públicas, han puesto a empresarios y empleados al borde de la ruina.
Es muy difícil de encontrar una explicación a que un ámbito, como es el de las fiestas populares, con unas 50.000 personas afectadas por la paralización de su actividad, no esté recibiendo ninguna atención por parte de las autoridades gallegas y estatales.
A nivel gallego, nadie puede entender que el Parlamento por unanimidad (algo vendió muy activamente el Partido Popular) haya instado a la Xunta a la declaración como Patrimonio Cultural de estas fiestas y las verbenas hace solo unos meses, y que ante una crisis sin precedentes y que se puede llevar por delante un activo económico, cultural, turístico y social de primer orden en Galicia, no se haya visto el más mínimo interés por buscar soluciones: léase ayudas, plan de reactivación y un proyecto de futuro claro y definido.
El tiempo se acaba y las noticias son cada vez más negativas. Las orquestas y las empresas de diversos sectores afectados están al límite, junto a todos sus trabajadores. No hay margen para seguir esperando. Es el momento de que, si o si, la Xunta y el Gobierno central actúen o, de lo contrario, puede ser ya demasiado tarde.