Verbena Gallega (Síguenos en Facebook)
Colaboración: Álvaro Agulla
Asistimos bastante atónitos en las últimas semanas a una polémica generada inicialmente por un rotativo gallego, al que rápidamente dieron pávulo algunos de los que más se jactan de defender la verbena gallega, que si no lo es, se parece mucho al peor periodismo amarillo de finales del siglo XVIII, cuando algunos periódicos se dedicaban a magnificar lo ocurrido de forma sensacionalista. En algunas de sus acepciones se relaciona el amarillismo con términos como “cruel y cobarde”.
Habiendo pasado tantos años y habiendo avanzado tanto en la formación y el conocimiento, parece que hay gente a la que le seduce la idea de conseguir ventas, visitas a sus webs u oyentes gracias a este método informativo tan poco profesional, elegante y ni siquiera una pizca de respetuoso. Da igual si lo que se dice es cierto o no, si se exagera de forma desmedida o si se está afectando al honor de personas o empresas.
Hablamos del caso que viene sucediendo con El Combo Dominicano. Ya el año pasado el mismo rotativo empezó a relacionar el nombre de la orquesta con sucesos ocurridos en la zona donde actuaba. La cuestión, en lugar de aclararse y resolverse ha ido a más y esta temporada la ‘persecución’ es absolutamente inadmisible, en especial cuando se está buscando por todos los medios que diferentes personas y autoridades se refieran al asunto en la línea que favorece a la línea editorial del periódico, a la que se suman luego (por tiempos, ya que van cambiando de opinión a medida que les conviene) algunos que afirman estar trabajando a favor de la verbena y defendiendo a las orquestas.
No es cosa de negar aquí que cuando hay fiestas en las que actúa El Combo Dominicano, al igual que otras de las grandes orquestas que lo hacen en Galicia (es mejor no nombrarlas para intentar no relacionarlas con este lamentable asunto), hay un riesgo evidente de que se pueda producir algún hecho vandálico o alguna pelea, algo que tampoco se produce a menudo y son casos esporádicos, que muy poco tienen que ver con la fiesta o con la orquesta.
La única relación de los hechos con El Combo Dominicano, en este caso, es circunstancial, en el sentido de que efectivamente estaba en el lugar trabajando esa noche y logró reunir a varios miles de personas para disfrutar con su espectáculo. Que unos cuantos, a los que probablemente poco les importa la música, sean unos vándalos no se puede poner en el debe de la orquesta, que durante su actuación en ningún momento incita a la violencia o al vandalismo, más bien, al contrario, promueve que se disfrute de forma sana de los festejos.
A partir de ahí, en mi opinión, la responsabilidad debe recaer sobre los encargados de la seguridad del evento, que si cuenta con todos los permisos y demás en regla, obligará a la comisión organizadora a adoptar una serie de medidas de seguridad, que no deberá suponer obviar que las fuerzas de seguridad (Policía Local, Guardia Civil y Policía Nacional, según el caso) se desplacen a la localidad en cuestión para evitar estos problemas, mantener el orden y, en su caso, tomar las decisiones que correspondan para que los que alteran ese orden o causan daños, los reparen.
Los hechos principales de esta última oleada de noticias se centra en el municipio coruñés de Oleiros, donde su alcalde se mostró indignado por los sucesos ocurridos en algunos festejos. Sin embargo, en este último que fue objeto de noticia de nuevo, el de Perillo, tanto el regidor como otras autoridades restaron trascendencia a lo ocurrido, a pesar de lo cual el rotativo, una vez más, ofrece titulares bien grandes en los que se cuestiona y ataca a El Combo Dominicano, en mi modesta opinión, de forma totalmente injusta y utilizando el nombre de la orquesta como gancho para tratar de lograr más ventas y lectores, aunque le lluevan las críticas por su actitud. Quizás haciendo bueno aquello de que “los fines justifican los medios”.
No voy a negar que El Combo Dominicano no es una orquesta gallega. Es cierto, es canaria, pero se pasa seis meses al año en Galicia, recorriendo centenares de pueblos y ciudades y reuniendo a miles de personas para escuchar su música y disfrutar con su espectáculo. El discurso de que “los canarios nos están invadiendo y quitando el trabajo”, según mi opinión, no puede encerrar más que complejos y envidias enfermizas, ya que vienen aquí con su oferta y su propia forma de trabajar, con un estilo propio, y si el público está dispuesto a asistir cada noche a sus fiestas es porque se divierte. Un cuestión de oferta y demanda.
Sin embargo, tampoco hay tantas formaciones canarias en relación con las que tenemos en Galicia y nosotros mismos fuimos los que poco a poco las hemos introducido en la verbena gallega, por lo que parece realmente injusto, por no ponerle otro calificativo, estar hablando ahora de lo que se está hablando. En el caso de El Combo Dominicano, como en el de otras orquestas canarias, pueden ser consideradas gallegas de adopción después de la gran aceptación del público a su trabajo y de tantos años en la zona.
Si hablamos del Combo, además, deberíamos decir que fue y es una de esas formaciones que ha colaborado de forma importantísima a la revitalización de los festejos y verbenas, al igual que otras muchas, sobre todo acercando a la gente joven (y a la no tanto) a los campos de fiesta para divertirse y disfrutar con su música y su espectáculo, por lo que, añadido a la cantidad de personas que le sigue, debería merecerse un respeto y una consideración muchísimo mayor de los que se le están brindando en este caso.
Asimismo, no debe obviarse la historia de El Combo Dominicano, que empezó en Galicia de cero hace más de una década, cuyos principios fueron ciertamente difíciles, pero que perseveró y trabajó muy duro durante mucho tiempo hasta lograr la posición que tiene actualmente en la verbena gallega. Acusarlo ahora de que sus actuaciones provocan altercados y destrozos; llamar a las comisiones y autoridades de cada lugar al día siguiente de cada uno de sus conciertos en busca de cualquier rastro de incidencia para llevarla a sus páginas, parece una persecución debida únicamente a dos posibles causas: el interés de aprovechar el tirón de la orquesta con un sensacionalismo excesivamente exagerado, o, como dicen sus responsables, a una campaña preparada de tratar de acabar con la formación o con minar el éxito que mantiene.
Personalmente, me decanto más por lo primero que por lo segundo (sin tratar de contradecir a Cirano Núñez, que conoce perfectamente el negocio y seguro que tiene una mayor información que el que suscribe). Conozco la maldad de alguna gente, sobre todo cuando hay un interés económico detrás, como en este caso, pero, al menos de momento, preferiría no contemplar esta hipótesis, ya que supondría que en ella también estaría implicado el rotativo en cuestión, lo que haría de este caso algo mucho más grave todavía.
Desde este breve comentario y este humilde espacio que se me brinda, tan solo me gustaría trasladar mi solidaridad a Cirano y a todas las personas que forman El Combo Dominicano; rechazar totalmente que una actuación suya sea motivo para que se produzcan incidentes; rechazar el tipo de información que se está ofreciendo y el estilo periodístico elegido, y desear que la polémica finalice cuanto antes y todos podamos ocuparnos de lo nuestro: la orquesta de hacer música y espectáculo, el público de disfrutar lo más sanamente que sea posible y la prensa implicada a informar con el máximo rigor, respetando a las personas y empresas a las que se refieren y evitando utilizar un nombre que llama la atención por su éxito para, aunque lo hagan de forma torticera, conseguir más lectores u oyentes.
