Texto e imágenes: A.M.A./Página de Facebook Verbena Gallega (Síguenos)
En la vida las casualidades son escasas y, en el caso que nos ocupa, seguramente haya muy poco de coincidencia. Lo cierto es que en el momento en el que la verbena gallega, un auténtico patrimonio cultural y social, resurgió y logró volver a llenar los campos de las fiestas de gente, recuperando a aquellos jóvenes que hace unos años ‘pasaban’ totalmente de esta propuesta de ocio, Hacienda ha puesto sus ojos en ella para tratar de sacar ‘tajada’, aún a sabiendas de que probablemente la historia termine igual, sino peor, que en el caso del cuento de la gallina de los huevos de oro.
Primero fueron las inspecciones a los representantes e intermediarios y luego a las orquestas. Hacienda y la Fiscalía hablan de fraudes millonarios. Los afectados insisten en que el Estado (tan centralizado en Madrid) desconoce la realidad de la verbena gallega y su funcionamiento, que las fiestas son organizadas por pequeños grupos de vecinos en cada barrio, aldea o parroquia y que su financiación proviene casi en su totalidad de los donativos.
De forma repentina todo el sector, que emplea directamente a más de 4.000 personas (hay más de 300 orquestas en Galicia) se ha visto sorprendido por la voracidad de Hacienda. Hay un reconocimiento más o menos implícito de que las cosas tienen que hacerse mucho mejor e incluso se elevan propuestas para resolver los problemas del pasado y poner sobre la mesa una solución de futuro que garantice el aspecto cultural y de ocio de la verbena, pero también el laboral y el económico que generan las fiestas.
El gran problema es que, según los responsables de las orquestas, muchas de ellas atravesando momentos difíciles debido a la reducción de los presupuestos a causa de la crisis y al incremento del IVA al 21 por ciento, ninguna autoridad competente quiere poner el cascabel al gato. Es decir, Hacienda tiene la palabra y el poder y nadie se va a atrever a explicarle la realidad de la verbena gallega: de las pequeñas fiestas de barrio, en las que sus vecinos se vuelcan todo el año para contar con música durante uno, dos o tres días, en los que honran a sus patrones.
A la falta de la búsqueda de alguna solución se suma que en los últimos días un enorme número de comisiones de fiestas de toda Galicia (el sector estima que más de 1.000 en solo unos días) han recibido una carta de Hacienda en la que se les abre un expediente y se les requiere para que entreguen sus libros de cuentas y los datos referidos a la contratación de orquestas. Muchas de estas pequeñas agrupaciones han visto el terror ante sus ojos y, en muchos casos, están llamando a los representantes para pedir asesoramiento e incluso anular festejos previstos para las próximas semanas y meses.
“Nos habían dado garantías de que esto no llegaría a las comisiones y, como en ocasiones anteriores, también nos engañaron”, afirma un representante de orquestas, cuyo pesimismo es tal que está convencido de que si el procedimiento sigue adelante es más que probable que la verbena gallega desaparezca, a pesar de ser un referente cultural y un motor económico indiscutible para la comunidad.
El florecimiento de orquestas como Panorama, París de Noia, El Combo Dominicano, Marbella, Charleston Bing Band, Filadelfia, Olympus y tantas otras, provocó que en los últimos años las fiestas se convirtiesen en punto de encuentro para miles de personas. Este resurgir, que, sin duda, debe ir acompañado de una fiscalidad adecuada a la singularidad gallega (al igual que se ha hecho, por ejemplo, con los núcleos tradicionales del litoral, que han quedado fuera de la línea de 100 metros de costa debido a su carácter singular) hizo que Hacienda pusiera su lupa sobre el sector. Orquestas, representantes y comisiones están de acuerdo en buscar soluciones de futuro, algo que será inútil en el caso de que Hacienda le dé el golpe de gracia a la verbena con el acoso al que la está sometiendo en los últimos meses.